Esta semana fue la ceremonia de los Oscars. Supongo que
todos habéis escuchado/leído que la gran ganadora de la noche fue la película “Birdman”.
Muchos medios de comunicación añadían a la noticia que la perdedora de la noche
fue “El francotirador”, del grandísimo director Clint Eastwood, pues optaba a
varias estatuillas y tan solo pudo alcanzar una (y no de las más relevantes).
¿Es realmente algo vergonzoso no alcanzar la gloria? Si no
logras ser el número uno eres un fracasado, ¿no? En primer lugar, habría que
tener en cuenta que el tema de los premios “al mejor” son muy relevantes. ¿Por
qué? Pues para empezar porque depende de contra quienes compitas. Si compites
en un año en el que las películas han sido tirando a cutrecillas, pues el
simple hecho de que te nominen es un regalo. Hay años que los miembros de la academia
sudarán sangre para rellenar los huecos de los nominados en alguna categoría.
Es como cuando tienes que votar en las elecciones, es como si tuvieras que
elegir qué dedo de la mano te quieres arrancar.
Por el contrario, puede darse el caso de que en un mismo año
compitan varios peliculones. Hay años que coinciden en cartel grandísimas
películas. ¿Y qué pasa entonces? O bien se reparten los premios y ninguna de
ellas destaca, o una de ellas copa casi todos y las demás quedan aparentemente
como películas normalitas. Imagina que te dicen que tienes que elegir tu
película preferida. Habrá algunos que lo tendrán muy claro, pero otros no
sabríamos con cual quedarnos, porque tenemos demasiadas “películas preferidas”
y no podríamos prescindir de ninguna de ellas.
Pero esto se puede aplicar a otros ámbitos de la sociedad.
Por ejemplo, en lo académico, donde se dan un limitado número de matrículas de
honor o en unas oposiciones donde hay un número de plazas reducido. Aquellos
que no alcancen la matrícula o la plaza no quiere decir que sean unos
fracasados, pues dependerá de con quienes estén luchando por la
plaza/matrícula. De igual modo que aquellos que alcancen el éxito no tienen por
qué ser unos cracks. Es como si en unas oposiciones se presentan 500 personas y
hay 450 plazas. Pues conseguirán plaza hasta los más paquetes del mundo. Todos
tenemos algún conocido que se ha sacado unas oposiciones y son unos inútiles.
Cuando hay muchas plazas pasa eso, que algún garbanzo negro se cuela. Es como
en la política, pero al revés. Ahí cuesta encontrar el garbanzo bueno.
En fin, amig@s, que en la vida no todo es ser el número uno. Siempre no se puede ser el mejor y siempre no se pueden hacer las cosas bien. Pero lo que está claro es que Celia Villalobos no es mejor que yo ni en el Candy Crush. PD: Cuando veo Miss Universo a menudo pienso "si esta es la más guapa de su país... ¿Cómo serán las demás?". Y entonces me siento feliz de ser de donde soy.
Totalmente de acuerdo. A mi, por ejemplo, nunca me gusto competir con nadie que no fuera yo mismo. Por eso cuando me dijeron que un chaval de 18 años era mejor que yo porque daba una vuelta mas a una pista de atletismo, lo dejé. Siempre me he esforzado por mejorar pero no se puede luchar contra imposibles, cómo pretender correr más que un crio de 18 años. ¿Te suena, compañero?. Un saludo y animos por tu gran blog.
ResponderEliminarMe suena esa historia, jeje. En este mundo parece que si no eres el número uno es porque eres un inútil. Si fuese así, dejaría de escribir en este blog, ¡porque el tuyo es realmente bueno! :P
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